Hoy.
Oigo las espadas
empapadas, mojadas en su sangre,
que desde río arriba
cantan alaridos de guerra,
Patria y ardor.
Ya no se dejan ahogar,
las playas de la riña.
Ya no son alaridos,
es Música.
La reyerta
encuentra su calma
y tiene respuesta
a la pregunta de rigor.
Casi
puedo sentir
ese invierno calor.
ALCL
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